La digitalización ha transformado todos los aspectos de nuestra sociedad desde el cambio de siglo, y el ritmo con el que estos cambios se han sucedido no ha hecho más que aumentar. Una de las mutaciones más notables con respecto a esta era digital es el auge del contenido visual que consumimos, especialmente el vídeo. YouTube, Instagram o TikTok son pruebas de ello. Cualquiera, en cualquier lugar, en el instante que sea, puede acceder a toneladas de entretenimiento visual al alcance de su mano. Sin embargo, y aunque a muchos les duela, el contenido en vídeo no se compone solo de sketches humorísticos y vídeos de gatos (aunque todos apreciamos un buen momento felino).
El panorama empresarial también ha evolucionado dramáticamente en la última década. El contenido en vídeo ha provocado un cambio en la forma en que las empresas se comunican, tanto internamente (video llamadas, selección de personal de forma remota en vídeo… ) como en lo relativo a las interacciones entre empresas así como entre empresas y clientes. Este apartado del libro busca explorar la evolución del vídeo en dicho ámbito empresarial. Además, trataremos de analizar cómo los usuarios pueden filtrar el aluvión de información con el que se encuentran a diario.
Pídele a un grupo de personas cualquiera que recuerden cómo eran las cosas hace una década. Lo más probable es que la mayoría comience por sorprenderse pensado que hace 10 años vivíamos en pleno 2014. Si parece que fue ayer. Y es que en aquel entonces, ya era habitual hablar de cómo la "digitalización estaba cambiando el mundo". En esos instante yo vivía en Manila, Filipinas, donde tuve ocasión de ejercer como director de operaciones de una empresa dedicada a la producción audiovisual corporativa. Queríamos crear televisiones dentro de las empresas. Comunicar mediante formatos propios del entorno audiovisual más cercano: informativos para relatar novedades sobre recursos humanos, series de ficción que captaran a los empleados para imbuirles con la visión, misión y valores de la empresa… El contenido de vídeo comenzaba a ganar terreno y buscábamos sacarle el máximo partido, pero estaba lejos de ser el coloso que es hoy. Las innovaciones de los últimos 10 años han superado con creces cualquier predicción. Más importante aún, el ritmo en que el vídeo (así, en general) es consumido, ha explotado a niveles sin precedentes.
Revisemos las cifras que aporta Cisco, líder en IT y redes, en el informe que la empresa publicó en 2023. Entre 2017 y 2022, la cuota global de contenido de vídeo en Internet creció del 75% al 82%. Dejemos de lado el hecho de que tres cuartas partes de todo el tráfico de Internet son vídeos, lo cual ya es bastante sorprendente. Centrémonos, más concretamente, que el contenido de vídeo sigue creciendo (o visto de otro modo, el vídeo está reduciendo el volumen de información que consumimos en otros formatos).
En 2014, la persona promedio pasaba alrededor de 12 horas a la semana viendo vídeos. Avancemos hasta hoy solo para ver cómo ese número se ha visto más que duplicado. De media, los consumidores pasan casi 30 horas a la semana pegados a diversas pantallas, consumiendo contenido en vídeo. No podemos obviar que gran parte de ese tiempo se dedica al streaming; Disney+, Max, Prime Video o por supuesto, Netflix tienen cientos de millones de suscriptores. ¿En conclusión? Nuestro apetito por las historias en formato vídeo es insaciable.
Alrededor de dos mil millones de personas hacen log-in y ven videos en YouTube al menos una vez al mes. Esto significa que una de cada cuatro personas en todo el mundo ve YouTube todos los meses. No pretendo que esto suene catastrofista en estos tiempos en que muchos buscamos separarnos de las pantallas. Estas estadísticas simplemente señalan que la locura existente por el consumo de contenidos en vídeo es demasiado valiosa como para que las empresas la dejen pasar.
Por un lado, los medios a través de los cuales accedemos a los vídeos se han diversificado. Hubo un tiempo en que la televisión, los ordenadores y los portátiles eran las principales (si no las únicas) fuentes de vídeo. Hoy en día, el 70% del tiempo de visualización de YouTube proviene de dispositivos móviles. Este cambio en el punto de acceso a los contenidos es crucial para las estrategias corporativas de cara al vídeo. Destaquemos por ello la importancia de optimizar el contenido para su visualización en estos dispositivos móviles.